¿Han sentido que el corazón se incendia siendo víctima de
una tragedia?
Yo sí. Cada mañana, despierto y despierta conmigo la tortura más cruel, la
más siniestra. El recuerdo de aquellos momentos de lánguida felicidad que viví
al roce armonioso del sol carente que profundizaba el ligero toque de bronce en
su cálida piel.
No importa qué tan despierta esté por la mañana, aún tengo
visiones y mis sueños fantásticos aún me pasan con claridad en algún sitio de
mi subconsciente. Respiro hondo, lentamente y las lágrimas humedecen mis ojos
que mueren por dejar de llorar.
Si puedes seguir mintiendo, puedes seguir viviendo y, así
hasta que tus vacíos días hayan concluido. Y aunque no debí, dejé de vivir.
Last Day of Winter - Anna Sainz
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