Thursday, July 4, 2013

Una telenovela para el mal gusto

No criticar sin argumentos, siempre he dicho. Que me repugnan las telenovelas, dije también, por tanto que sentarme con un cuenco de palomitas a "ver la novela de medianoche" sería mi propia maldición. Y es que a juzgar por las situaciones sobre actuadas plagadas de clichés y los malos diálogos exageradamente fingidos que sólo disfrutas si jamás has leído un buen libro como los que escribía mi amigo Víctor, el que se apellidaba Hugo;  Las telenovelas no son más que un desajustador mental dispuesto a devanarte los sesos y drenarte las ideas.  

Ha sido mi maldición. Situaciones repugnantes vemos en la televisión nacional, cosas que se escapan de la pantalla y atacan tu realidad. ¿En qué momento mi vida pasó de una aventura y se convirtió en mediocridad? Jamás me percaté de que ahora yo me siento aquí tranquilamente a ver pasar los canales hasta que el que tanto busco, aparece. Y no entenderé porqué me siento tan ansiosa de saber el final cuando es tan obvio que resulta enfermizo estar aquí sentada siendo completamente improductiva. Con lo que me gusta la televisión. Pero y ¿qué más puedo hacer? De ser la protagonista, me he vuelto espectadora. Tristes giros que da la vida. 

Suspiro. Las palomitas ya se han enfriado. Ella sigue gritando mi nombre como si quisiera decirme algo a mí que estoy del otro lado del televisor. Me guardo mis opiniones, son muchas y me da pereza externarlas. 

Las palomitas se han acabado, y también mi aliento entre tanto suspiro y, es que la protagonista ha dejado ir al amor de su vida, nuevamente. ¡Pobre criatura! ¿Es que alguna vez podrá finalmente ser feliz? Sin quererlo, estoy llorando por ella. Y es que es tan buena actriz que sus pesares parecieran ser míos. 

Me he enamorado de su personaje, es rara y su cabello parece teñido aunque sé que es natural. También que me encante cada atuendo que usa y sus irreverentes comentarios que siempre me hacen reír. Pero me duele tanto verla sufrir y que siempre esté sufriendo por él. Él que parece no quererla ni un poquito, pero que a la otra, la ama con locura. 

Termina el episodio y, sólo consigo recordar el nombre de Anna, Anna Sainz. Al final, es el único nombre que vale la pena, estoy segura de que le harán muchas temporadas y que nunca morirá; porque es el tipo de personajes que se incrustan en tu corazón y a los que terminas amando sinceramente. Nadie volvería a ver jamás esta novela si quitaran a su personaje, ni siquiera yo. 

Apago el televisor y me pongo a soñar despierta la vida que yo llevaría si me llamase "Anna Sainz" 

1 comment:

Anonymous said...

es hermoso! me encanta la pasion con la que escribes, ese detalle que tienes para describir todo, como te lo puedes imaginar, me encanta! tienes mucho talento, sigue así (: