Hola, me llamo Caos

¡No! Habría de insistir. Que en este mundo si algo me golpea, que si algo me deprime es que cada tanto en tanto alguien quiera poseerme. Y es que estando uno tan libre se da a desear y una gran etiqueta sobre tu rostro anuncia tu disponibilidad. ¡Pero qué fracaso y qué gran decepción, mis amigos! Si les he ilusionado o llenado el alma de esperanzas y sueños, mis disculpas honestas y amenas ofrezco, pero no mi corazón. 

Habría alguien sabio una vez dicho "Todas las cosas buenas son libres y salvajes", si he nacido libre y salvaje es seguro que habríamos tenido tanto en común. No más ataduras he dicho y no más desilusión, que en este mundo yo gobierno y que me aspen, que es así.

¿Me estás mirando con ansias? ¿Cómo si pudieras llegar a mi alma y llevártela para que sea tuya y de nadie más? Si supieras que me apena pero tengo que informarte que la fila es larga y varios llevan buenos meses, míseros años esperando con la fe pegada al hueso y los ojos bien cubiertos a que mi voz suene en sus oídos y un "te quiero" yo dedique. Pero hoy les digo que me he guardado perfectamente el corazón. Porque de los que me quieren siempre habrá, pero de los que añoró por siempre escasearán.

Pero he de admitir que me encanta entrar a una habitación y verles sonriéndome con rostros esperanzados, llenos de júbilo y regocijo. Hola, me llamo Caos digo esperando a que los cobardes alejen la mirada y los valientes el saludo me devuelvan. E insisto el magnetismo es realmente peculiar, quién diría que una niña abandonada sería de hoy en adelante la chica indomable, a la que te morirías por amar.

Hoy volaré en pedazos la historia detrás de cada lágrima que se me ha visto llorar y, plantaré sonrisas en cada rostro empezando por el mío, con el que tan bien parecen combinar. Y ahora solo me paso por la vida sabiéndome enteramente feliz. Cuánto parece que aquí los mortales añoraban mi regreso.

Foto: Laura B y Anna Sainz.